Cada vez que se alude al término evaluación educativa,
éste se asocia solamente a los resultados de aprendizaje de los
estudiantes; y esto sería justificable si tomamos en cuenta que dichos
resultados se le cargan al eslabón más débil de la cadena educativa, es
decir, pareciera que el sistema sólo privilegia lo que el alumno “saca”
de calificación, por lo que se constituye en la aspiración máxima del
sistema educativo: las buenas calificaciones
Cabe reconocer que en dichos resultados influyen más que el maestro,
el alumno y los contenidos; implican también al método, al vínculo
hogar–escuela–comunidad, a las relaciones interpersonales que imperan en
el colectivo escolar y en el claustro docente, al funcionamiento de las
estructuras administrativas, sin olvidar por supuesto, las perspectivas
evaluativas del modelo que se esté trabajando. Es por todo ello que la
evaluación es un concepto multirreferencia

